miércoles, 27 de junio de 2012


¿Cómo se debe enfrentar la educación de un niño sordo?
¿Qué considerar, qué hacer, cómo apoyarlo desde el hogar?

Muchas son las implicancias que se deben abordar en la educación del niño sordo, pero en el siguiente trabajo expondré lo que considero en líneas generales: en el ámbito educativo, en el desarrollo del lenguaje y en el contexto familiar, junto con la importancia del bilingüismo para su desarrollo integral en la sociedad.

Dentro de las implicancias educativas que se deben considerar al abordar la educación de un alumno sordo, son principalmente el hecho de tomar conciencia de que la pérdida de audición o sordera no afecta las capacidades intelectuales para aprender. Estos alumnos requieren de una educación especial que les brinde los apoyos esenciales en beneficio de compensar su audición, para así recibir una educación pertinente que responda a sus necesidades educativas especiales.
En relación al uso del lenguaje, para el niño sordo su desarrollo es un medio para poder relacionarse socialmente en el contexto en el cual están insertos, permitiendo desarrollar y afianzar habilidades cognitivas vitales para su proceso de aprendizaje. Esto junto con el conocimiento del mundo que los rodea desde pequeños, lo cual será la base para su aprendizaje escolar y el desarrollo de las lenguas, tanto oral como escrita. Mediante la comunicación con el mundo que lo circunda – en un principio el familiar- podrá lograrse que el niño se relacione culturalmente con los dos mundos -de oyentes y no oyentes-, sintiéndose participe e identificándose con ambos dentro de distintos contextos.
En relación a la familia, esta se debe incorporar desde siempre en el proceso educativo, proporcionándoles recursos e informando desde un inicio las implicaciones de la sordera, para que todo el núcleo familiar se vincule y pueda ser un soporte al trabajo realizado en la escuela. Así el hogar debe apoyar el desarrollo del niño procurando desarrollar también habilidades que enriquezcan una adecuada madurez social. Esto ya que en ocasiones, los padres de niños sordos aíslan a sus hijos de forma sobreprotectora excluyéndolos de actividades o rutinas cotidianas. Es importante que la familia considere el involucrarlos desde pequeños en todas las actividades en las cuales se involucra un niño sin pérdida auditiva, para que de ésta manera puedan desarrollar habilidades comunicativas que favorezcan su inserción social.



Por otro lado es importante considerar durante el proceso educativo, que los niños sordos hacen uso tanto de medios orales-manuales de la comunicación o ambos. Los medios orales abarcan discurso, la lectura del labio y el uso de la audiencia. La comunicación manual implica muestras y el deletreo del dedo. La comunicación total, como método de instrucción, es una combinación del método oral y el deletreo del dedo. Por lo tanto los alumnos con sordera cualquiera sea su pérdida, deberían tener acceso al bilingüismo, ya que al conocer y aprender tanto de la lengua de señas como la oral (escrita y lo más posible la hablada) logrará adquirir en toda su plenitud su capacidad cognitiva, lingüística y social. Según sea el caso del niño, las dos lenguas jugarán diversos roles: para algunos será preponderar la lengua de señas, para los otros la lengua oral, así podrán encontrar un equilibrio entre ambas para una efectiva comunicación.
Para lograr este bilingüismo el niño debe estar en contacto con las dos comunidades lingüísticas, aprendiéndolas y empleándolas, para que así pueda relacionarse culturalmente con todo el mundo que lo rodea. Si este contacto es precoz ya desde el hogar y desde el inicio de su escolarización, dará al alumno más garantías de desarrollo integral que el manejar una sola lengua. Todo niño sordo tiene el derecho de crecer bilingüe y es responsabilidad de la educación ayudarlo en este sentido.

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